Las diferencias en el deseo sexual

Las diferencias en el deseo sexual

Ciudad de México, México. Una vez pasa esa fase, todos volvemos a nuestra naturaleza en cuanto a deseo sexual y ahí es cuando pueden aparecer los problemas. Es fácil que las diferencias de ritmos sean muy grandes y se llegue a pensar que hay un problema en alguno de los dos (generalmente se achaca a la persona con menos deseo sexual), pero si se echa la vista atrás y se compara con los periodos anteriores a comenzar esa relación normalmente vemos que no ha cambiado mucho nuestra apetencia.

Es importante entender que no hay una frecuencia en las relaciones sexuales normal ni anormal. Hay parejas que tienen relaciones de forma muy esporádica y son tan felices como las que las tienen todos los días. Lo importante es llegar a un acuerdo con la pareja, no sentirse presionado ni tampoco insatisfecho.

¿Cuándo preocuparse?

El cambio de fase relacional es una explicación habitual a las diferencias en el deseo sexual pero también hay muchos otros factores que influyen.

Cada persona da un valor distinto al sexo y busca diferentes cosas en él. Mientras que unos dan una gran importancia a la intimidad, otros al placer y algunos a la comunicación. Lo que buscamos obtener cuando tenemos sexo influye por supuesto en el deseo sexual. Por ejemplo; si a María el sexo sobre todo le gusta porque es un momento de expresión de cariño en la pareja, pero en este momento no están pasando por un buen momento emocional es más probable que no le apetezca el sexo que si su objetivo se centra más en el placer físico.

Si las diferencias de ritmo entre los dos son muy grandes y afectan negativamente a la relación, si atribuís la falta de deseo a problemas de pareja o si las relaciones no son suficientemente satisfactorias o son dolorosas y por eso no apetecen es el momento de buscar ayuda en la terapia sexual.

Preguntas que debéis haceros

Ambos lleváis tiempo pensando que hay un problema en vuestra vida sexual pero no sabéis como abordarlo. Haceros estas preguntas para encontrar las posibles causas o factores influyentes.

¿Desde cuándo ocurre?
Preguntaros desde cuando notáis esa gran diferencia, si corresponde al cambio de fase o habéis notado el cambio desde un momento en particular.

¿Os ha pasado en relaciones anteriores?
Si la respuesta es sí, preguntaros si ha habido alguna excepción. Buscad los factores comunes entre las relaciones en las que habéis notado esta situación.

¿Qué os gusta del sexo juntos?
Esta pregunta tiene que ver con los objetivos de los que hablábamos anteriormente. ¿Qué lográis cuando estáis teniendo relaciones? Puede ser placer, comunicación, intimidad, relajación, pasión, etc. Haced una lista y valorad cada factor.

¿Qué no os gusta del sexo juntos?
Sed sinceros y hablad de lo que os gustaría mejorar de la relación. Quizás vais demasiado directos al coito o encontráis que uno es más activo que el otro.

¿Qué te gustaría practicar que no hacéis?
Hablad de si hay alguna postura o practica que echáis de menos en vuestra relación o que os gustaría experimentar aunque no la hayáis probado antes.

¿Podéis comunicarlo al otro?
Si hay alguna de las preguntas anteriores que habéis encontrado difícil o imposible de hablar con el otro.

Encontrar el punto medio

La solución más obvia es buscar un punto medio. Facilitar lo posible a la persona que menos deseo tiene para que se den los factores que necesita para aumentar su libido y que el miembro de la pareja con mayor deseo encuentre vías de escape (ejercicio, masturbación, etc.).

Sobre todo es esencial la comunicación y una vez más evitar que ninguno de los miembros se sienta presionado para hacer el amor o aguantarse.

 

Con redacción e información de Marta Ibáñez / Doctissimo

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