Ciudad de México, México. Sí, el sexo es vida y salud. Se ha demostrado que mantener relaciones sexuales de manera habitual reduce el estrés, disminuye la presión sanguínea, mejora la calidad del sueño y, sobre todo, nos hace sentirnos bien al liberar endorfinas, las hormonas de la felicidad.
¿Qué está ocurriendo entonces? ¿Por qué cada vez tenemos menos sexo? Según un artículo publicado en la revista académica de sexología Archives of Sexual Behavior, de media, los estadounidenses practican sexo nueve veces menos a principios de la década de 2010 que a finales de la de 1990.
Los autores, Jean Twenge, Ryne Sherman y Brooke Wells, demostraron que, en poco más de 10 años, pasaron de tener un promedio de 62 relaciones sexuales por año a 53, lo que supuso un descenso del 15 por ciento. El estudio es estadounidense pero el fenómeno parece global.
Es un hecho, cada vez estamos más ocupados y tenemos menos tiempo para intimar porque ponemos por delante otras cosas. Nos hemos marcado muchas metas, tenemos otras prioridades… La vida privada ha quedado relegada a un segundo plano y los momentos de pasión son escasos y cada vez más breves.
Además de las obligaciones domésticas y laborales, la era de la información y la comunicación digital nos ata a nuestros dispositivos reduciendo el contacto físico con nuestra pareja e imposibilitando ese acto tan sano, necesario (y gratificante) de desconectar del trabajo al cerrar la puerta del despacho.
La realidad es que varios estudios han comprobado que las tecnologías se encuentran detrás de esta falta de interacción humana, reduciendo el contacto visual que mantienes en las conversaciones -y en el coqueteo- y afectando una conexión íntima con la persona. Así que en el lugar del coffee break algunos quieren instaurar el ‘Sex Break’.
El pistoletazo de salida lo ha dado Per-Erik Muskos, concejal de Övertorneå, una pequeña localidad sueca, quien se ha liado la manta a la cabeza y ha decido impulsar su candidatura con esta atrevida propuesta política para los trabajadores de la ciudad: hacer una “pausa activa” y remunerada de una hora con el fin de que los trabajadores puedan tener sexo con sus respectivas parejas.
Muskos presentó la moción alegando que “hay estudios que muestran que el sexo es bueno para la salud” y que en esta sociedad las parejas no disfrutan de suficiente tiempo para estar juntos y vivir sus experiencias sensoriales que les permitan gozar de relaciones más sanas y armónicas.
MENOS SEXO, PEOR RENDIMIENTO
Convencido de la medida sería positiva, el concejal defiende que, sobre todo, sería ideal para los padres que tienen hijos pequeños porque así podrían aprovechar las horas de clase para compartir unos momentos de intimidad; aunque considera que las personas solteras también deberían tener este derecho.
“Creo que el sexo es un bien escaso en las relaciones de pareja largas. El día a día es agotador y los niños están en casa. Sería una oportunidad para poder disfrutarlo en las horas de trabajo”, añade el político.
No contento con esto el funcionario afirma que no hay ninguna razón para que la moción no sea aprobada. Destaca que los jefes necesitan confiar en sus empleados y son necesarios los encuentros entre parejas como una de las vías para mantener a la gente satisfecha, feliz y productiva.
Para defender su teoría se apoya en los datos. Por un lado, una encuesta del diario local «Aftonbladet» indica que la frecuencia de las relaciones sexuales en las parejas había bajado un 24 por ciento desde 1996. Además, un estudio del Instituto de Investigación Coe-Rexecode que revela que los empleados suecos a tiempo completo son los que menos trabajaron en Europa en 2015: 1.685 horas de media; los británicos trabajaron una media de 1.900 horas y los alemanes 1.847 horas ese año.
Una sugerencia de lo más original (y controvertida) que efectivamente podría poner solución a la sequía sexual pero que, en realidad, pretende combatir el bajo rendimiento laboral, la consecuencia más directa del síndrome del Burnout. Vamos, que es una cortina de humo para ocultar el hecho de que muchos trabajadores esten insatisfechos o ‘quemados’ en su puesto de trabajo.
Dar oficialmente permiso para practicar sexo en horas laborales resulta ridículo. Pero, ¡un momento! Si echar un kiki va a hacer desaparecer la frustración y mejorar la vida de los empleados, pues oye, pongámonos a ello.
Con redacción e información de Monica De Haro / Yahoo Vida y Estilo